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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Las Vegas o el delta?

¿Se puede ir por ahí vendiendo al mejor postor el único gran espacio no urbanizado de la conurbación de Barcelona?

Joan Subirats

Estamos en momentos difíciles. Y no sabemos muy bien dónde buscar salidas. En ocasiones como estas, conviene tomar decisiones meditadas, ya que, de lo contrario, las consecuencias pueden ser irreversibles. Y deberíamos, asimismo, evitar grandilocuencias, buscando, humildemente, integrar lo que podemos hacer con lo que debemos hacer. Lo de Eurovegas es de una irresponsabilidad tal que me resulta complicado encontrar calificativos adecuados. ¿Qué concepción de progreso y de bienestar se esconde en la gran oportunidad que nos ofrece el multimillonario norteamericano? ¿Se puede ir por ahí vendiendo al mejor postor el único gran espacio no urbanizado de la conurbación de Barcelona? ¿Piensan realmente que ese gran espacio del Baix Llobregat es simplemente un solar vacío y no una compleja estructura ambiental, acuífera y rural de valor incalculable precisamente por su emplazamiento? ¿Tan desesperados estamos como para afirmar (consejero Mena) que el modelo de Cataluña es Florida y proponer parques de ocio y turismo a quien quiera invertir en ellos? No pararía de hacer preguntas, y apuesto a que las respuestas tendrían en la crisis y en el paro que la acompaña, las grandes coartadas que lo permiten casi todo.

Llega a ser incluso sospechoso el entusiasmo con el que la Generalitat se ha metido con armas y bagajes en ese espinoso tema. Las máximas autoridades del país movilizadas para lograr que la prometida inversión multimillonaria nos saque de donde estamos. Algunos medios de comunicación activados como nunca, presentando las virtudes del maná que promete Adelson. De ello saben mucho, aparte de Las Vegas, Singapur y Macao, donde el magnate ha creado megacentros similares a los que ansía ver instalados aquí el Gobierno catalán. ¿Es comparable el desierto de Nevada, el enclave de Macao o la ciudad-estado de Singapur con el Baix Llobregat? ¿Es ese el modelo de crecimiento al que estamos abocados? ¿No tenemos otras opciones? Si uno mira el informe del Departamento de Economía y Conocimiento, Bases per un nou acord estratègic 2012-2015 i una estrategia Catalunya 2020, presentado hace menos de cinco meses (http://www.acordestrategic.cat/doc/doc_25945683_1.pdf), no parece que la coherencia entre esa estrategia y el proyecto Eurovegas y similares sea muy alta. Tampoco parece muy concordante la música que propone que toquemos Adelson con la que se propone en la Diagnosi per a l'estrategia catalana per a l’ocupació 2012-2022 (http://bit.ly/xDoPFE), que presentó el Departamento de Ocupación y Empresa hace meses.

En esos documentos oficiales, se habla mucho de economía verde, de la vinculación entre empleo y formación. Se insiste en no cegarse con las cifras, sino en buscar perspectivas de futuro social, ambiental y económicamente compatibles, y de vincular competitividad con cohesión social y sostenibilidad. ¿Qué ha hecho que ahora vinculemos todo ello con hoteles, parques de ocio, casinos y todo lo que ello conlleva de degradación? ¿Qué explica que la información disponible sea tan escasa? ¿Por qué los responsables institucionales del territorio implicado están totalmente ausentes de los espacios de negociación? ¿No tiene nada que decir Xavier Trias y su modelo de smart city o de renaturalización urbana al respecto? ¿No debería poder intervenir un alcalde como Luis Tejedor de El Prat que ha logrado consolidar un modelo de ciudad que combina notablemente bien grandes infraestructuras con espacios rurales, paisajísticos y ambientales de gran valor para la resiliencia social y urbana a dos pasos de la gran ciudad? Si todo es tan fantástico, ¿qué se oculta? ¿Se discute sobre temas que conviene no airear?

La vía de la sostenibilidad social y ambiental no pasa por Eurovegas. Decía al principio de estas notas que nos conviene más que nunca tratar de combinar lo que debemos hacer con lo que podemos hacer. Los que tienen las capacidades legales para ello pueden decidir que una inversión como la que ofrece Adelson es imposible de rechazar en momentos como los que estamos. Pero, tenemos derecho a discutir si es precisamente eso lo que “debemos” hacer. Esperemos que la cordura se imponga y no tomemos decisiones precipitadas que luego resultan irreversibles, tanto ambiental como socialmente.

Joan Subirats es catedrático de Ciencia Política de la UAB.

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