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CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Simbiosis musical

Jordi Savall vincula la tradición culta de la música antigua europea con su equivalente criollo

Bajo el epígrafe Folías criollas. La Ruta del Nuevo mundo, Jordi Savall presentó un programa donde se vinculaba la tradición culta de la música antigua europea con su equivalente criollo, y también con la música popular de algunas zonas de Latinoamérica. Un propósito de corte similar parece animar al conjunto mexicano Tembembe, que se unió en esta ocasión a los dos grupos capitaneados por Savall. La vinculación se efectuó, naturalmente, con procedimientos musicales, pero no faltó una verbalización explícita: “Ahora sí ya están unidos/ el Nuevo y el Viejo mundo (...)” , cantaba el solista en un Son jarocho (de la ciudad mexicana de Veracruz). Hubo, por otra parte, un recuerdo emocionado para la soprano Montserrat Figueras, esposa de Savall, fallecida el pasado noviembre.

JORDI SAVALL

Dirigiendo a la Capella Reial de Catalunya, Hespèrion XXI y Tembembe Ensamble Continuo. Palau de la Música. Valencia, 8 de marzo de 2012.

Varios factores contribuyeron al efecto de simbiosis. En primer lugar, la utilización conjunta de instrumentos populares americanos al lado de otros que responden más a la tradición europea o criolla. Con los populares se coloreaba la música culta, a veces, incluso, la de carácter polifónico. Y con los cultos, la popular. Huelga decir que, en la música antigua, muchísimas veces no se hacían indicaciones de instrumentación y, aún habiéndolas, se alteraban sin remordimiento alguno. Eso le abre un ancho campo a proyectos de este tipo. Otro factor que facilitó la hibridación fue que piezas de uno u otro signo se tocaron sin solución de continuidad, aprovechando similitudes rítmicas o de carácter que hacían más imperceptible el cambio. Dichas similitudes fueron, por otra parte, el tercer pilar del mestizaje: baste citar el caso del Fandango, que tantas y tan distintas concreciones ha tenido en la Península y fuera de ella. A Savall le ha gustado siempre que los recitales o los discos tuviesen una temática común, sean los Borja, los cátaros, la Obertura francesa o el Paradís perdut de la convivencia entre cristianos, musulmanes y judíos. O entre tradiciones de diferente signo, como en estas Folías criollas, donde no sólo se tocó y se cantó, sino que incluso hubo baile.

Lo que faltó en ellas fue algo más de alegría, de variedad en las repeticiones, de animación, de vida. No sólo en el componente popular: la música culta no tiene por qué ser, en absoluto, aburrida.

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