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El compositor y las partículas

Joan Guinjoan dedicó al Sincrotrón Alba levantado en Cerdanyola del Vallès su ‘Tercera Sinfonía’, que se interpreta mañana en el Auditorio Nacional

El compositor Joan Ginjoan.
El compositor Joan Ginjoan.

Antes de visitar en 2008 el Sincrotrón Alba, el acelerador de partículas que tomaba forma en Cerdanyola del Vallés, el compositor catalán Joan Guinjoan (Riudoms, Tarragona, 1931) no sabía cómo poner música a aquel colosal edificio. “Creo que te equivocas de compositor. Lo que haré no será un comentario trascendental, sino mis impresiones al ver el sincrotrón”, le decía en aquella visita Guinjoan al que le había hecho el encargo, Francesc Farré.

Hasta que vio las siete ventanas de los siete laboratorios que dan al colosal microscopio que es el sincrotrón. Aquellas ventanas se convirtieron en el segundo movimiento de su Tercera Sinfonía en secuencias musicales dentro de un tiempo lento, y le sirvió para empezar un trabajo que duraría dos años. Una sinfonía que interpreta la Orquesta Nacional de España este fin de semana en el Auditorio Nacional. El primer concierto tuvo lugar ayer.

A partir de ahí nació el primer movimiento creado por superposición de sonidos reflejando cómo se levantó el edificio, y rematado por un acorde perfecto mayor que refleja la luz cegadora del acelerador — “su irradiación es 10 veces mayor a la de la luz normal”, asegura—. Y luego el tercer movimiento, una fiesta de ritmos afrocubanos en forma de rondó. “Es una sinfonía que está bien montada, pero pensada para que la gente tampoco se aburra”, explica Guinjoan.

A sus 80 años, el compositor catalán ya había jugueteado en otras ocasiones con la relación entre los guarismos de la ciencia y la creación musical. En 2003 puso banda sonora al gen que los científicos asocian a la facultad del habla humana en su obra Verbum (genoma in musica). Para lograrlo cogió tres de las bases nitrogenadas que forman el ADN (guanina, adenina y citosina), y con la equivalencia entre sus iniciales y las notas de la escala (sol, la y do) montó una obra corta. “Es una de las mejores obras de mi repertorio. Convertí en música hojas y hojas llenas de letras”, explica.

Pero su Tercera Sinfonía es su mayor acercamiento a esa ciencia de la que dice que no sabe “nada”. “Es como una apisonadora”, sentencia.

Orquesta Nacional de España. Hoy y mañana en el Auditorio Nacional. Entradas: de 9 a 29 euros.

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