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diseño

Muestra de amor al creador

El mes del diseño francés reúne en tres exposiciones en Matadero las piezas más célebres que el país vecino ha dado al mundo

Citroën DS23, conocido popularmente como El tiburón.
Citroën DS23, conocido popularmente como El tiburón.

Madrid tiene estos días un toque francés. Celebra el mes del diseño de este país vecino (en realidad llevan seis meses de celebraciones, desde el pasado noviembre), pero oficialmente es marzo L’émoi du design. Así que a partir de hoy se inauguran tres estupendas exposiciones en un espacio no menos soberbio y sugestivo, Matadero. Las dos primeras, 20 iconos del diseño francés y Francia diseña, hoy (abiertas hasta el 30 de mayo) y, por último, Diseño joven, hasta el 6 de mayo.

Las tres pretenden lo mismo, aunque por caminos diferentes. Acercar la excelencia del diseño francés, su poder de seducción y mostrar los nombres que han hecho famosos a tantos objetos (por poner el más obvio: Philippe Starck) y otros tantos que darán que hablar en el futuro. Y algo menos perceptible, más sutil, pero también presente en estas exposiciones: el hecho de que Francia cuida muchísimo más que España a sus diseñadores. Y de ahí los resultados.

El camino más fácil para empaparse de este diseño con fama de que lo que realmente sabe hacer muy bien es envolverlo (y venderlo) es empezar por la exposición 20 iconos del diseño francés, que reúne piezas tan reconocibles que hará las delicias de cualquiera, sea más o menos entendido. Son 20 objetos para todos los gustos. Humildes, pero imprescindibles como el bolígrafo BIC cristal, que inventó Marcel Bich en 1950, o el Vaso Perrier (1996) que reproduce la gráfica de las preciadas aguas con burbujas, de Martin Szekely; tres piezas del incombustible Starck: el taburete Bubu, el vaso Harcourt Noir y seguramente el exprimidor más regalado del mundo, el Juicy Salif (1990).

Pero con todo, lo más llamativo es que han llevado hasta las inmensas naves de Matadero ¡dos coches de verdad! En este caso, el icono de los iconos, el famoso tiburón que en realidad se llama Citroën DS23 (del año 1973), de Flaminio Bertoni. Y no podía faltar una estrella del diseño no ya francés, sino mundial, la Chaise-longue LC4, de 1928, conocida como de Le Corbusier, uno de sus autores, aunque también colaboraron en ella Pierre Jeanneret y Charlotte Perriand.

Con esta muestra queda claro cuáles son los símbolos del diseño francés y los productos que han marcado una época y varias generaciones. Pero también su afán innovador propio de un país que le da mucha importancia a las creaciones de la ingeniería.

Bastante más extensa es la exposición Francia diseña hoy. Sus 200 objetos ofrecen una verdadera inmersión en el diseño que se está cociendo ahora en todas las facetas, desde el que idea productos de consumo al gráfico o al digital. Y donde se pone de manifiesto la importancia de que las industrias apuesten por el diseño y en esto los franceses también nos llevan bastante ventaja. Aquí están presentes no solo la gran industria automovilística, Citröen, con un segundo coche, el DS5, de Frédéric Soubirou y Olivier Dailance; también están Vitra, Kartell, Alessi, Ligne Roset, Salomon... o las españolas Nani Marquina o Camper, cuyo restaurante Dos Palillos de Berlín lo diseñó en 2009 el famoso dúo francés Ronan & Erwan Bouroullec del que se muestran varias piezas, entre otras su famosa silla Vegetal.

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El lujo, tan francés, no podía faltar, con la caja dorada de Moët & Chandon, de R’Pure studio, y el frasco de la colonia Vogage (Hermès), de Philippe Mouquet. Y el colmo de la unión entre el lujo y las nuevas tecnologías: un pen drive, llamado Guijarro, de la empresa LaCie para la magnífica platería Christofle. Pero hay más. Moda (con Martin Margiela), diseño gráfico, con los carteles de los Encuentros de fotografía Arles, de Michel Bouvet, o los irreverentes Atypyc con sus cosas para la casa, que hacen doblete y se cuelan también en la última exposición, Diseño joven, un ejemplo palpable del mimo con el que las instituciones francesas cuidan de sus creadores. En definitiva, todas esas piezas son, como dijo el comisario Alberto Marcos, un recorrido transversal que habla del (buen) estado del diseño en Francia.

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