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Rajoy se apunta al caso de los ERE

El presidente del Gobierno sostiene que el relevo del PSOE es “urgente”

Javier Arenas y Mariano Rajoy, seguidos por dirigentes del PP en el mitin celebrado ayer en Málaga.
Javier Arenas y Mariano Rajoy, seguidos por dirigentes del PP en el mitin celebrado ayer en Málaga.Jon Nazca (Reuters)

Mariano Rajoy se apuntó ayer al manual de campaña del PP andaluz e irrumpió con un duro discurso contra el PSOE por el caso de los ERE en un mitin en Málaga. “No se puede seguir así, Andalucía necesita aire fresco, es urgente, necesario e imprescindible”. Con su habitual estilo, dio un rodeo para no llegar a pronunciar la palabra corrupción, pero acusó con claridad a los socialistas de usar el dinero público sin control. “Necesitamos a gente que gestione bien lo que es de todos, el dinero público es sagrado y no se puede dilapidar, no se puede manipular, porque es burlarse de los ciudadanos”. Javier Arenas le había dado el testigo al referirse al despilfarro de la Junta. Quienes hicieron al candidato de teloneros —Esperanza Oña, Elías Bendodo y Francisco de la Torre— casi agotaron los sinónimos del sustantivo sinvergonzonería y del adjetivo vil.

Con este decorado, Rajoy solo tuvo que dar unas pinceladas sobre el presunto desbarajuste que, según su partido, reina en Andalucía, y lo perentorio que resulta a estas alturas abrir la ventana para ventilar. “En democracia cuando un proyecto se agota, se le cambia y se le manda a la oposición para que se regenere”, clamó tras recordar que todas las comunidades autónomas han variado alguna vez de color político menos Andalucía.

Luego, el presidente del Gobierno bajó el tono para justificar las medidas que está tomando, aunque echó mano de una formula parecida a la de los ERE y no citó nada en concreto. “Estamos aquí para resolver problemas, no para discutir ni pelearnos con nadie”, dijo. Y siguió explicándose: “No podemos perder el tiempo, quedarnos atrás, hay que cambiar la legislación de nuestro país porque el mundo cambia. Tenemos que tomar decisiones, tener coraje, ser valiente; todo es compatible”. Aseguró que la reforma laboral, contra la que los sindicatos han convocado una huelga el día 29, está hecha para crear empleo y que no haya “tres millones de despidos” como los que se produjeron con el anterior Gobierno socialista. “Tenemos la conciencia tranquila, son medidas justas y equitativas”, zanjó.

Rajoy se deshizo en elogios a Arenas, de quien dijo pondrá cordura y sensatez en Andalucía. “Te podría contar algunas cosas de la herencia que vas a recibir, pero lo vas a arreglar con trabajo y un buen equipo”. Y llamó a la esperanza y al esfuerzo de todos.

Hacia esta dirección había dirigido ayer sus mensajes Javier Arenas: concordia, moderación, tranquilidad. El candidato del PP ha huido siempre de la imagen de dureza. Le preocupa sobremanera que el PSOE le presente como un reaccionario inflexible, aliado con los poderosos y presto a desmantelar en un pispás el Estado de bienestar. Incluso le fastidia que le digan simplemente que es de derechas. Con la huelga general y el malestar que comienza a tener cara —y cuerpo— en la calle, el candidato del PP está especialmente empeñado en rebajar la crispación y mostrar una impronta serena y abierta, en las antípodas de la rigidez, la aspereza y la cerrazón.

Un intento vano que quedó ahogado por la riada de acusaciones de corrupción que trajeron sus teloneros y él mismo. La idea es hacer hincapié en la moderación y la esperanza, con una mano, y atizar a los socialistas con los ERE y el paro, con la otra. Pero el vigor y la vocinglería de las denuncias de los cuadros medios del PP es tal que cuando Javier Arenas entra a templar y anunciar la buena nueva ya no se le oye.

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De puertas para afuera, la encuesta de CIS que sitúa al PP al borde de la mayoría absoluta, pero no la garantiza, parece haber pasado de largo sobre el ánimo de la caravana de este partido. El candidato del PP comentó que los sondeos que maneja acrecientan la ventaja sobre los socialistas, incluso se permitió bromear respecto a sus adversarios: “¿Qué están eufóricos por el CIS? Bueno, ellos tienen su propio camino ¿no? [en referencia al eslogan del PSOE]”.

Sin embargo, no dejó de recordar e insistir en lo trascendental que es el 25 de marzo: “Nos jugamos mucho, esta vez el cambio puede ser una realidad”, dijo a un grupo de profesores en Ronda mientras hacía uso de sus dotes para la empatía con invocaciones al sosiego. “No pido un voto radical, porque no lo soy; ni extremista, porque tampoco lo soy. Le pido el voto a los que nunca habían apostado por el PP porque aquí está la mayoría que cree en la concordia”, dijo y aseguró que será el presidente de todos los andaluces (aunque no le voten) sin revancha ni rencor.

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