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cine

Ángel Amigo bucea en un documental sobre el espionaje en Centroamérica

El cineasta retrata en 'El otro lado del espejo' la inteligencia rusa, cubana y nicaragüense

Bilbao -
Edén Pastora, en una imagen del documental.
Edén Pastora, en una imagen del documental.

El cineasta Ángel Amigo (Rentería, 1952) ha vuelto a situarse tras la cámara para rodar El otro lado del espejo, un documental que penetra en el lado humano de mandos del espionaje ruso, cubano y nicaragüense que caminaron por la cara oculta de la Revolución Sandinista y de las operaciones anti Contra.

La película, que se estrenará mañana en salas de Barcelona, Bilbao, Vitoria y San Sebastián y en un cine estudio de Madrid, se convertirá pronto en el penúltimo trabajo del productor y coguionista de La fuga de Segovia (1981), quien está preparando un documental sobre el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, titulado Memorias de un conspirador.

Amigo explica en una entrevista con la agencia Efe que la idea de El otro lado del espejo surgió a raíz del rodaje en Cuba de El cazador de dragones, una historia que ha dirigido Patxi Barco y que él ha escrito y producido, sobre un militante de ETA-pm, quien, tras disolverse esta facción, viaja a Latinoamérica para batallar en Nicaragua y El Salvador.

En Cuba estableció contacto con Fabián Escalante y a través de este general retirado y exjefe de los servicios secretos cubanos pudo ir tirando de los hilos para completar el plantel de su documental, que cuenta también con la intervención de un vehemente Edén Pastora, el histórico Comandante Cero de la Revolución Sandinista, que acabó apartándose del FSLN y fundando la Alianza Revolucionaria Democrática (ARDE).

Lenín Cerna, Juan José Ubeda y Vicente Chávez, como antiguos responsables de los servicios de inteligencia nicaragüenses, y dos exmiembros de la KGB, el general y luego político Nikolai Leonov y el coronel retirado Boris Kolomikov, son los otros protagonistas del filme, que mantiene una estructura "muy clásica" de narración, porque Amigo, a sus 60 años, no se ve para lenguajes modernos.

La cinta, subtitulada En la guerra secreta de Nicaragua, indaga en el "mundo vedado" de una historia sobradamente conocida, para que quienes estuvieron "en la sombra" rememoren la importancia que tuvo su labor y lo cuenten, ya con el paso del tiempo, "quitando galones a lo que hicieron".

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Explica que su propósito ha sido "humanizar" la figura del espía, presentar a personas normales que por diferentes circunstancias llegaron a ocupar esos puestos, gente como Cerna, que se relaja leyendo las historietas de Mortadelo y Filemón, o como Chávez, que lo hace tocando la batería.

La imágenes están tomadas en sus casas, en La Habana, Managua y Moscú, lo que imprime a sus relatos "una frescura" que Amigo agradece, porque prefiere "lo emocional" a la "oficialidad de las actas".

"Lo que vamos a oír es su versión de hechos de por sí importantes. Por primera vez han hablado a gusto y largo de ello", señala el realizador, que ha sintetizado, en poco más de una hora, veinte horas de conversaciones.

Amigo no ha ido buscando lo que fue "exactamente la realidad" y dice que tampoco tiene "nivel" para cuestionar la verosimilitud de todo aquello que cuentan, desde el espionaje a la CIA a arriesgadas operaciones para derribar aviones estadounidenses.

Cree que Leonov, por ejemplo, que narra su encuentro en la embajada de México, dos meses antes del asesinato de presidente Kennedy, con un inestable Lee Harvey Oswald que pedía un visado para la URSS, habrá cosas que nunca contará, pero más por preservar la seguridad de quienes fueron sus agentes.

El otro lado del espejo es sobre todo, para su autor, la confluencia de tres historias de amor, la de los nicaragenses que lucharon "con pasión" por aquello en lo que creían, la de "un hombre de despacho" como Escalante, que se va a la selva de Nicaragua aplicando "su esquema de solidaridad cubana", y la de los agentes rusos que vieron "impotentes" cómo la URSS, con la vista puesta en Afganistán, no prestaron su ayuda para hacer frente a la "Contra".

"Me gusta la dimensión personal de los hechos oficiales, haberme podido asomar a estos personajes y contar esta parte poco accesible de la historia", afirma Amigo.

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