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ÓPERA

Un Nemorino que hace historia

El tenor tinerfeño Celso Albelo marca un hito en la ABAO con el primer bis del Euskalduna, 27 años después de que lo hiciera el coro en ‘Nabucco’

Un momento de la representación operística de 'L’elisir d’amore', en el Euskalduna.
Un momento de la representación operística de 'L’elisir d’amore', en el Euskalduna. DOMI ALONSO

Los bises marcan la historia de los teatros de ópera. El tenor Juan Diego Flórez rompió con 74 años sin bises en la Scala de Milán en 2007, cantando La fille du régiment, de Donizetti; Celso Albelo consiguió que los aplausos del público exigieran la repetición de Una furtiva lagrima, la conocidísima aria de L’elisir d’amore, también de Donizetti, hace dos años en La Fenice, en Venecia, donde no había ocurrido en décadas. Es muy raro, pero no imposible: Albelo repitió la hazaña del bis de Una furtiva lagrima el pasado lunes en la temporada de la ABAO, en Bilbao. Y será muy recordado porque es el primero en la historia del palacio Euskalduna, después de 12 años de ópera en su auditorio.

El único antecedente de un bis en las óperas de la ABAO, que este año celebra su 60ª temporada, fue protagonizado por el coro, con el Va, pensiero, de Nabucco. Fue en el Coliseo Albia en 1979, y las crónicas recuerdan que el coro cantó mejor en la propina. Hasta el bajo puertorriqueño Justino Díaz aplaudió a los coralistas e hizo salir a saludar a su director. En 32 años no hubo más peticiones de bis en la ABAO.

La expectación venía avalada por el éxito en Venecia hace dos años

“Es algo excepcional, que no está en la disciplina del público. Se rompe el misterio de la cuarta pared porque el cantante se dirige directamente al público”, recuerda el director artístico de la ABAO, Jon Paul Laka. “No sucede a menudo en ningún teatro de ópera y menos se puede esperar en Bilbao, donde el público no es extrovertido”.

La representación del pasado lunes fue la cuarta en el Euskalduna. La expectación ante la interpretación de Albelo venía avalada por el éxito de Venecia y fue en aumento a partir del estreno. En la primera función en Bilbao, hubo una tímida petición de bis que no prosperó. “Algunos aficionados que asistieron el primer día volvieron el lunes para no perderse escuchar otra vez al tenor”, asegura Laka. “El comentario boca a boca funcionó y fue alimentando la expectación del público. Y tiene doble mérito porque Celso [Albelo] debutaba en Bilbao con esta ópera”.

El ambiente se fue caldeando en las sucesivas representaciones, y ocurrió, en la última, lo que muchos esperaban. El tenor avanzó hacia el público y cantó Una furtiva lagrima. La atronadora respuesta del público no dejó lugar a dudas y llegó el bis de la famosa aria. “Se palpaba que ocurría algo especial”, cuenta Laka que asistió a la representación entre bambalinas. “Albelo cambió su posición en el escenario y se fue hacia la derecha para cantar el aria. El bis lo interpretó en el otro lado del escenario. Fue mágico”.

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El cantante debutaba en Bilbao con ‘L´elisir d´amore’

Desde el lugar que ocupaba el director artístico fue testigo de la magistral interpretación de Albelo, de su capacidad para cautivar al público y de la respuesta de los profesionales del teatro. “Detrás del escenario todos, desde los miembros del coro, a los maquinistas, los atrezzistas, las maquilladoras o las peluqueras se quedaron paralizados escuchando. Cuando la gente que pertenece al teatro se queda con la boca abierta es que algo importante está pasando en el escenario”.

Las peticiones de repetición del público no premian a cualquier obra. Los bises llegan con las cumbres de las óperas más conocidas del repertorio, las arias más célebres y los pasajes más populares, como en la ABAO ha ocurrido con Una furtiva lagrima o con los coros de Nabucco.

Los aficionados valoran, además, el coraje del intérprete al asumir el peligro de repetir el fragmento en competición directa con el recuerdo cercano de la primera vez.

Un bis muestra la genialidad de una voz y la solidez del cantante, cree Laka. “El salto mortal sale bien una vez, y se atreven a repetirlo”, dice. La complicación es mayor en el caso de Una furtiva lagrima, no solo por lo mucho que se ha escuchado en las mejores voces del belcanto, sino también por la desnudez de la composición, donde radica buena parte de su belleza. “Cada nota del aria va cincelada, lo escuchas todo”.

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