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Las claves de la campaña más incierta

El PSOE busca mover al 3,4% del censo electoral para evitar la mayoría absoluta del PP. El líder popular tiene la campaña hecha y no necesita arriesgar

Lourdes Lucio
Diego Valderas (IU), José Antonio Griñán (PSOE) y Javier Arenas (PP), en noviembre pasado en el Parlamento.
Diego Valderas (IU), José Antonio Griñán (PSOE) y Javier Arenas (PP), en noviembre pasado en el Parlamento.ALEJANDRO RUESGA

El jueves a las cero horas comienza la campaña de los novenos comicios andaluces. No son otras elecciones, sino las elecciones, las que cerrarán el círculo iniciado en mayo pasado en el que el PP domina en casi todos los territorios. Serán las más competidas e inciertas desde 1982, donde por primera vez el Partido Popular de Javier Arenas puede alcanzar la meta de gobernar en Andalucía tras 30 años de mandatos del PSOE. Sin Andalucía, el PSOE de Alfredo Pérez Rubalcaba se queda sin “su seguro de vida” y sin referente de que es posible otra manera de gobernar, como admitió recientemente la vicesecretaria general, Elena Valenciano.

No solo son las encuestas las que pronostican desde hace dos años la victoria del centro derecha andaluz, sino las dos últimas convocatorias celebradas en Andalucía. Las municipales de mayo de 2011 las ganó por siete puntos de ventaja y las generales del 20 de noviembre por nueve puntos. El triunfo del PP dejó de considerarse un milagro hace nueve meses. Según los expertos electorales, solo un cataclismo podría evitar su victoria. Estas son algunas de las claves de la campaña.

El PP, a por la mayoría absoluta. Toda la estrategia del PSOE está centrada en evitar la mayoría absoluta del PP. Los responsables provinciales de la campaña socialista tienen desde finales de diciembre un estudio sobre el comportamiento electoral coordinado por el consejero de Economía, Antonio Ávila. En él se recomienda centrarse en recuperar entre 215.000 y 220.000 votos, de los 700.000 votos que perdieron el 20-N, para intentar superar al PP en escaños.

Este estudio parte de la premisa de que el PP ha llegado a su techo electoral en Andalucía y que no alcanzará los casi dos millones de votos (390.000 más que el PSOE) que logró en las pasadas generales. La hipótesis en la que trabaja el PSOE es llegar a 125.000 de sus antiguos votantes para impedir que el PP consiga superar los 55 escaños de los 109 en los que está la mayoría absoluta en el Parlamento andaluz. Mover hacia sus siglas al 3,4% del censo electoral que vive en las llamadas agrociudades de Andalucía, entre 25 y 30 municipios.

Esta proyección ya la hizo el PP antes de las elecciones municipales y se trazó un plan de trabajo que siguió tan a rajatabla como la dieta Dukan con el objetivo de incrementar de manera notable sus resultados. Eran 65 municipios de Andalucía, 30 de ellos en la provincia de Sevilla, la circunscripción donde el PSOE sacó en 2008 cinco escaños autonómicos al PP. Arenas alcanzó esta meta. El trabajo del PP está hecho. Con solo sacar un diputado más en cada provincia, algo no solo posible sino muy probable, tendría la mayoría absoluta.

30 años de gobierno y 30 de oposición. Los mensajes de socialistas y populares están claros. El PP machaca desde hace un año con las cifras del paro (el 31%), con la corrupción de los ERE y con los 30 años de gobiernos socialistas. “El único miedo en Andalucía es a que sigan los mismos”, dice Javier Arenas en réplica al mensaje socialista de que los populares “triturarán” los derechos sociales conquistados.

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El PSOE no va a rehuir el debate del pasado. Revindicarán los avances logrados en las tres décadas de gobiernos socialistas. Toda la campaña se basa en el contraste con las políticas del PP donde gobierna. El rechazo a la reforma laboral les ha dado oxígeno, así como las manifestaciones convocadas por los sindicatos. El PSOE va a insistir en que con la reforma “ahora es más fácil perder el puesto de trabajo”.

La juez de los ERE entra en campaña. “Os tengo que decir una cosa: por primera desde hace un año no me habéis preguntado de los ERE”. La consejera y portavoz del Gobierno, Mar Moreno, se desahogó así ante los periodistas el martes pasado tras la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno. Pero el fraude de los ERE va a ser protagonista en la campaña.

La juez Mercedes Alaya ha citado a declarar el próximo miércoles, día 7, al principal imputado en el caso, el ex director general, Javier Guerrero, aunque la magistrada ha advertido que su declaración puede durar más de una jornada. Cinco días antes de las elecciones, la instructora ha citado al chófer de Guerrero, quien declaró a la policía haberse gastado casi un millón de euros en “cocaína, fiestas y copas”. La repercusión de esta declaración, por la relación explosiva de drogas y ERE, es la que más preocupa al PSOE. La agenda de Alaya ya irrumpió en las municipales y generales.

Los debates de televisión, en el aire. Los candidatos de los dos principales partidos dicen estar dispuestos a debatir ante las cámaras de televisión cuantas veces sea necesario, pero lo cierto es que aún no hay un acuerdo cerrado para el cara a cara entre José Antonio Griñán y Javier Arenas. La RTVA ha programado para el día 12 un debate a tres entre los aspirantes socialistas, popular e Izquierda Unida, Diego Valderas.

Forma parte de la tradición electoral andaluza el debate en la televisión pública entre los candidatos de las formaciones con representación parlamentaria. Pero el cara a cara no se ha consolidado. En Andalucía solo se han celebrado dos: en 1994, Manuel Chaves y Javier Arenas, en su primer intento por acceder a la presidencia de la Junta, se midieron en Canal Sur. Este duelo no se volvió a repetir hasta las elecciones de 2008. A Javier Arenas, que llega a esta campaña con todos los deberes hechos, no le interesa en esta ocasión medirse con su competidor porque arriesga más y tiene más que perder. De hecho, ha declinado ir a una entrevista en el programa 59 segundos. Griñán fue el miércoles pasado. Le hicieron unas ocho preguntas, cinco de ellas de los ERE. “A Arenas no le hace falta el cara a cara”, afirma un analista político. Por el contrario, a José Antonio Griñán le interesa movilizar a su potencial electorado. Según las encuestas, la fidelidad de voto de los votantes del PSOE es del 60%, mientras que el 88% de los votantes del PP volverían a confiar en su partido. Se estima que una campaña electoral puede mover el voto entre el 5% y el 8% del electorado.

La incógnita de Izquierda Unida y UPyD. En caso de que el PP no tenga la mayoria absoluta, la presencia de los partidos minoritarios será clave para saber qué partido forma gobierno. Izquierda Unida no recoge el voto de descontento del PSOE, según las encuestas y en la extrapolación de los resultados del 20-N, la formación que lidera Diego Valderas mantendría los mismos seis escaños en los que lleva anclado en las dos últimas legislaturas. Por el contrario, UPyD, a tenor de los datos de las generales, lograría dos escaños por Sevilla y Málaga. Valderas ha dicho que no permitirá un gobierno de derechas, pero serán las bases las que decidirán en referéndum.

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