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El Sergas cierra un consultorio en un barrio de Ferrol abierto hace 70 años

Los pacientes, la mayoría ancianos, deberán trasladarse cuatro kilómetros

Encierro de los vecinos en el consultorio médico de Ferrol que ha cerrado el Sergas.
Encierro de los vecinos en el consultorio médico de Ferrol que ha cerrado el Sergas.KIKO (EFE)

Están sentados en la sala de espera del centro médico igual que si esperasen por una receta sólo que desde ayer, no hay médico ni enfermero para atenderlos. Una treintena de vecinos han acampado, literalmente, entre las cuatro paredes del centro de salud de A Graña, el puesto médico que tenían asignado desde los años cuarenta, a las afueras de Ferrol. La más anciana es Marina, de 82, que camina con muletas y el benjamín, Iván, de 15 meses. Entre los afectados hay padres de familia, mujeres jóvenes pero sobre todo, muchos mayores.

 Bajo techo, han montado tres tiendas de campaña y una moderna cafetera para pasar las horas mientras se turnan en la protesta. El miércoles por la mañana iniciaron un encierro indefinido por la clausura del consultorio y aseguran que no se moverán hasta que la Consellería de Sanidade se comprometa a reabrirlo unas pocas horas cada día.

Detrás del cierre está una sentencia que obliga al Sergas a mantener en su plaza a un doctor al que obligaban a desplazarse cada día desde Serantes —su puesto fijo— hasta A Graña. El facultativo demandó a la Xunta y ganó porque, según la Plataforma pola Sanidade Pública de Ferrolterra, los letrados autonómicos ni siquiera se presentaron en el juicio.

El 29 de febrero, el Sergas echó el cierre al consultorio médico de A Graña después de 70 años asistiendo a los vecinos de las parroquias de Brión, San Felipe y A Cabana. Por este puesto desfilaban a diario unos 13 vecinos de los 600 usuarios que estaban adscritos a este diminuto centro de salud. Un médico y una enfermera atendían de 9 a 11 horas de lunes a viernes y seguirán asistiendo a los mismos pacientes en el centro de salud de Serantes, a cuatro kilómetros y en proceso de ampliación.

Mientras los afectados entraban por la puerta con los sacos de dormir, los operarios de un servicio de mudanzas salían con más de medio millar de expedientes médicos que han sido trasladados al centro de Serantes, a donde han sido derivados. El rechazo frontal de los vecinos les impidió llevarse el mobiliario y vaciar la consulta, que ocupa una parte del local vecinal Rosalía de Castro de A Graña. Para Azucena Muíños, presidenta de la asociación, el cierre del consultorio es un disgusto monumental. Lois Méndez, portavoz de la plataforma, señala que una tercera parte de los afectados pasan de los 65 años, arrastran patologías diversas, pensiones exiguas y muchas dificultades para desplazarse. Aunque la consulta de Serantes es mucho más moderna y no está lejos —siete minutos en coche—, el traslado les obliga a depender del autobús, un taxi o de un familiar para ir a buscar una simple receta.

“Llevo aquí 47 años y siempre tuvimos un médico que ahora nos quitan”, protesta María Paradela. “Yo estoy coja, ella tiene artrosis y la otra rompió la cadera”, se explica Fina, señalando a otras dos vecinas que asienten con la cabeza. Desde Sanidade insisten en que el traslado asistencial de A Graña a Serantes deriva “de la obligación de atacar la sentencia”. Ayer, la web de citas online del Sergas todavía los remitía a un consultorio que ya está cerrado.

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