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Cómo aprender a ser empresario

La escuela fundada por Juan Roig crea la primera carrera para emprendedores

Ignacio Zafra
Hortensia Roig, Antonio Noblejas y Manuel Palma, dirigentes de Edem, en la presentación del centro.
Hortensia Roig, Antonio Noblejas y Manuel Palma, dirigentes de Edem, en la presentación del centro.

Grupos muy reducidos. Enfoque práctico. La mitad de las clases en inglés. Empresarios y directivos con experiencia de primera mano impartiendo buena parte de las clases. Y un fondo de capital riesgo de un millón de euros para que los estudiantes con las ideas más atractivas puedan abrir su negocio al terminar la facultad. La primera carrera universitaria en Valencia diseñada muy específicamente para formar emprendedores arrancará en septiembre. Detrás de la iniciativa está Edem: la escuela de negocios fundada hace 10 años por un grupo de empresarios entre los que destaca Juan Roig, el dueño de Mercadona, que había acumulado experiencia en el terreno de los posgrados. La incitativa cuenta con el respaldo de la Universitat de València, a la cual se ha adscrito Edem.

El salto del MBA (máster en administración de empresas) a la carrera (que ahora se llama grado) tiene que ver, explicó Manuel Palma, empresario y presidente de Edem, con un frío análisis de la realidad: altísima tasa de paro, especialmente entre los jóvenes; escaso espíritu emprendedor, y abrumadora vocación de los universitarios por convertirse en funcionarios o conseguir empleos estables. Hortensia Roig, secretaria de Edem, señaló que según Global Entrepreneurship Monitor la tasa española de emprendedores apenas alcanza el 4,3%. El objetivo del nuevo grado, afirmó Palma, es que los estudiantes “terminen la carrera y quieran abrir su empresa, o que acudan a una empresa que ya exista con su propia idea para poder desarrollarla allí”.

El grado universitario ADE-Emprendedores, como se llama oficialmente, introducirá su propio sistema de selección para los 50 alumnos que aceptará por curso. Aunque el expediente académico pueda valorarse, no será determinante, explicó el director general de Edem, Antonio Noblejas. El principal filtro será un test psicotécnico destinado a detectar a los candidatos con madera para el mundo de los negocios y disposición a arriesgarse llevando a la práctica sus ideas. El motivo, dijo Palma, es que hay “gente con un 10 en selectivo que será magnífica en lo que haga, pero que no tiene ningún espíritu emprendedor”. También se exigirá un nivel medio de inglés que debería haber llegado a nivel avanzado al acabar el cuarto y último curso.

El nuevo centro universitario está en el centro de Valencia, en la plaza de Alfons El Magnànim, frente al Parterre, en el espacio que históricamente ocupó un establecimiento de Mercadona.

Edem financiará las empresas de sus alumnos con un millón de euros

La matrícula, explicó Noblejas, costará 7.000 euros por curso, pero Edem aportará 2.000. A cambio, la retribución, si la hubiera, de las obligatorias prácticas empresariales —dos meses al año— de los estudiantes irá a parar al centro de estudios. “No queremos que nadie con capacidad se quede fuera por falta de recursos”, indicó el director general del centro. Si no dispone de dinero Edem pagará la carrera y el estudiante lo irá devolviendo cuando inicie su labor profesional. “De ese modo, la responsabilidad del alumno aumentará”, apuntó Noblejas.

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La lista de empresas y entidades colaboradoras, incluye a compañías de primera línea. Entre los profesores estarán Juan Roig (en primer curso, Fundamentos de la dirección de empresas) y Javier Martínez, del despacho Uría Menéndez (en Derecho Mercantil).

La carrera, que cuenta con los requisitos exigidos por el Ministerio de Educación, tendrá 252 créditos, de los que 12 serán el proyecto de especialización. Edem invertirá en los proyectos que considere más viables para transformarlos en empresas. “Seremos socios hasta que se valgan por sí mismos, nuestra idea no es quedarnos”, dijo Palma. Es posible que Edem gane dinero con la venta de alguna participación, admitió, pero esos fondos servirán para compensar las iniciativas que no tengan éxito. El centro no tiene ánimo de lucro y las tasas están calculadas para que no pierda dinero, agregó.

Palma, que ya está al frente de un fondo de capital riesgo, señaló una ventaja añadida de la carrera: “Cuando alguien viene a presentar un proyecto, la idea puede parecer buena, pero no conoces a la persona. Después de pasar con nosotros 11 meses al año, durante cuatro cursos, lo conoceremos bien”.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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