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Las deserciones en el BNG ya suman cuatro alcaldes

El de Manzaneda es el cuarto alcalde que abandona el BNG tras la asamblea

El alcalde de Manzaneda, David Rodríguez.
El alcalde de Manzaneda, David Rodríguez.NACHO GÓMEZ

Las réplicas de la escisión irmandiña continúan retumbando en el BNG. Ayer, el alcalde de Manzaneda, David Rodríguez, y su grupo de gobierno anunciaron que abandonan la organización. “Todavía no lo formalizaremos, porque estamos centrados en el Antroido”, declaró el regidor a este diario, “y los vecinos no tienen porque sufrir los asuntos del partido, pero lo haremos próximamente”. Junto a ellos —cuatro ediles en total, la mayoría absoluta de la corporación— sale del Bloque toda la militancia nacionalista del pueblo de la montaña ourensana. “Lo hablamos con el resto de la lista y de los militantes”, explica Rodríguez, cercano en los últimos tiempos a los planteamientos del Encontro Irmandiño aunque sin filiación, “y lo decidimos así entre todos”. En Manzaneda, un ayuntamiento de mil habitantes, los afiliados al BNG apenas superan la decena.

No fue el único regidor del Bloque que ayer hizo públicas sus diferencias con la organización. El equipo de gobierno de Maceda, en la provincia de Ourense y con casi 6.000 habitantes, conformado por cinco de los 11 puestos de la corporación, también causan baja. “Estamos en descuerdo con el rumbo que ha tomado la organización”, explicó a Europa Press el alcalde, Francisco Xavier Oviedo, “y la sociedad gallega demanda un partido nacionalista 100% con los pies en la tierra”. Las posiciones de Oviedo, que respaldó los dos manifiestos suscritos en los meses previos a la Asemblea Nacional de Amio por 19 de los 24 alcaldes nacionalistas para exigir “cambios” en el Bloque, se encuentran en el ala más centrista del nacionalismo.

Los primeros ediles de Manzaneda y Maceda siguen así el camino tomado anteriormente por Xavier Simón —el regidor de Arbo que dejó las siglas del BNG al pasar el cónclave de Amio— y por Martiño Noriega —número dos del Encontro Irmandiño y alcalde de Teo. Precisamente los irmandiños de Xosé Manuel Beiras solicitaron ayer una nueva reunión con la dirección del Bloque. En el comunicado difundido, los beiristas instan al portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez, a que “la separación sea de ‘buena avenencia’ y se pueda seguir cooperando y respetando la unidad de acción donde fuera preciso con el objetivo fundamental de responder a las expectativas depositadas por la ciudadanía en el nacionalismo”.

Francisco Rodríguez arremete en un texto contra Beiras y contra Máis Galiza

La nota del Encontro Irmandiño insiste en que, durante el primer contacto con Vázquez y Jorquera el día después de aprobar por aclamación la ruptura, el Bloque “se manifestó de acuerdo” en mantener los grupos municipales. El propio Beiras lo ratificó ayer en una entrevista con este diario. Pero, hasta el momento, la única referencia pública de Guillerme Vázquez a la solicitud irmandiña se saldó con un “por coherencia, deberían renunciar a los cargos públicos obtenidos en las listas del BNG”.

Y mientras la dirección de la asamblea local de Vigo presentó una lista de integración de la Alternativa pola Unidade (nucleada por la UPG), Máis Galiza y el Movemento Galego ao Socialismo, aprobada por el 96% de la militancia, el secretario general de la U, Francisco Rodríguez, arremetía en un duro artículo contra Beiras, los seguidores de Aymerich o contra las tesis defendidas por Camilo Nogueira. “En las hemerotecas están las pruebas contundentes de que las palabras fraternidad y hermandad son, para algunos, un eslogan fraudulento para esconder sus flaquezas”, escribe Rodríguez en A crise do nacionalismo en referencia a Beiras, “y la forma más fácil de obviar la definición política práctica con una retórica tan teatral como efectista”.

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Publicado en Terra e tempo, la web de la UPG que hereda el nombre de la histórica publicación, el texto ataca además posiciones políticas que, procedentes de Esquerda Galega, vuelven a encarnarse en el espacio de la izquierda gallega. “En algún sector de los que, desde hace tiempo, incitaron al abandono del BNG”, dice, “siempre estuvo actuante la puesta en cuestión de la autoorganización, incluso defendiendo y participando en estructuras sindicales de ámbito español. Será más abierta su proclama a favor de la unidad de lo que denominan izquierda nacional, no nacionalista, que incluiría a la izquierda antinacionalista o sucursalista”. Sus críticas al giro autonomista o la consideración de la Unión Europea como un eslabón de la dominación imperialista y neoliberal chocan de frente con los documentos de Máis Galiza. Francisco Rodríguez concluye que el BNG “sigue intacto”.

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