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Sin gas en el Poblenou el día más frío

Un fuga de agua deja sin calefacción a 4.100 clientes desde el sábado en el barrio barcelonés

Operarios reparan las tuberías del gas afectadas por el escape de agua en Poblenou.
Operarios reparan las tuberías del gas afectadas por el escape de agua en Poblenou.JOAN SÁNCHEZ

“Más que un géiser, la calle parecía un manantial”, aseguraba Jaume Gómez. Este vecino del barrio del Poblenou de Barcelona vive “justo encima de la farmacia” en la esquina entre las calles de Marià Aguiló y Pujades, donde se originó la avería que, desde el sábado por la tarde, obligó a cortar el suministro de gas a 18 manzanas del barrio, delimitadas por las calles de Pere IV, de Llacuna, de Taulat y de Lope de Vega.

Un total de 534 fincas se vieron afectadas por la entrada de agua en una tubería de gas, que obligó a cancelar el servicio. A la vez, y por seguridad, se cortó la luz. Mientras el suministro eléctrico fue restablecido sobre las cinco de la madrugada de ayer, Gas Natural no preveía el regreso a la normalidad para la mayoría de sus clientes hasta esta misma madrugada. En el perímetro afectado, la compañía cuenta con 4.100 clientes, entre viviendas y comercios. Al cierre de esta edición solo 84 fincas volvían a tener gas, es decir, 450 han pasado esta noche sin calefacción.

En uno de los días más fríos del año, Gómez y su familia se tomaban ayer la avería con “resignación. Cosas peores ocurren, la verdad, y prefiero estar sin gas que sin luz”, aseguraba su mujer, Patricia. “Hoy es día del bocata y ya está”, remató su marido. No todos opinaban igual en el centro cívico Can Felipa, que el Ayuntamientode Barcelona  habilitó ayer por la mañana para que los servicios sociales municipales y Gas Natural atendieran a los afectados.

“Esto es una tomadura de pelo. Llevo todo el día llamando a un teléfono, que me ha derivado a Can Felipa, de donde salgo con otro número de teléfono donde debo reclamar. Ni tan siquiera nos han ofrecido el polideportivo del centro cívico para que nos podamos duchar. ¿Calefactores? Yo no he visto ninguno. Francamente, lo están gestionando fatal”, narraba Jordi Llopart, vecino de la rambla.

Xavier Vila y su esposa, de la calle de Bilbao, se acercaban al centro cívico con una bolsa cargada de enseres. “Por teléfono atienden amablemente, pero como no dan respuestas, nos vamos a casa de nuestra hija, que, por suerte, vive cerca y no está afectada por la avería”.

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Los servicios sociales municipales decían que estaban prestando especial atención a los colectivos más vulnerables: ancianos, enfermos y bebés. El primer teniente de alcalde, Joaquim Forn; el concejal de Urbanismo, Antoni Vives, y el edil del distrito, Eduard Freixedas, aseguraron al acercarse a la zona que la prioridad era el restablecimiento del servicio en las residencias de la tercera edad y en los seis colegios de la zona para que hoy puedan abrir sus puertas con normalidad.

Magdalena García llegó al centro frotándose las manos. “En casa estamos a nueve grados”, justificó. Vecina de la calle de Llull, había pasado la madrugada del sábado al domingo “completamente vestida y muy tapada con mantas”.

Como no podía cocinar, acudía preocupada por su nieto, que les había ido a visitar ese día y al que no podía calentarle el biberón. Al salir de Can Felipa aseguró: “Salgo como he entrado, sin nada. Ni tan siquiera tienen un hornillo para prestarnos”.

Por su parte, Gas Natural recordaba a los clientes que se acercaban al centro cívico que “guardaran las facturas” si por culpa de la avería debían comprar comida hecha o acudir a un restaurante, “ya que el responsable del escape se lo devolverá”. También se comprometían a abonar los gastos en calefactores.

De momento, no se sabe el origen de la fuga de agua que ha inundado 17,5 kilómetros de tuberías de gas, principalmente en la Rambla del Poblenou. Según la compañía, unos 300 operarios seguirían realizando catas, reparando tubos y achicando agua para “restablecer el servicio cuanto antes”.

Marta Palau sabía ya ayer que hoy sería un día de “fiesta obligado”. La panadería de su madre, en la calle de Castanys, no podrá abrir sus puertas.

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