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Los fantasmas de Pinedo

Los vecinos de Tres Camins fueron borrados del mapa para ampliar la depuradora en 2005 Las instalaciones de tratamiento de aguas deben estar a dos kilómetros del núcleo urbano

Un vecino del barrio de Tres Camins contempla la depuradora desde la azotea de su casa.
Un vecino del barrio de Tres Camins contempla la depuradora desde la azotea de su casa.MÒNICA TORRES

“Para ellos no existimos", dice Jaime Chornet, un vecino que lleva toda su vida en el barrio Tres Camins de Pinedo (Valencia). “Ellos” son los responsables de la depuradora, los técnicos municipales y los políticos que, para aprobar la ampliación de la depuradora de Pinedo en 2005, convirtieron a un grupo de familias que viven en las inmediaciones de la instalación en poco menos que fantasmas borrando del mapa las casas en que habitan. Si las hubieran tenido en cuenta, la ampliación no habría podido llevarse a cabo.

José Ortega, abogado que defiende los intereses de este grupo de familias que ocupan una superficie triangular delimitada por la carretera de Pinedo, el nuevo cauce del Turia y la verja de la depuradora, afirma que esta zona está situada a poco más de ocho metros de la planta cuando la ley obliga a que este tipo de instalaciones “deben estar, por lo menos, a dos kilómetros de un núcleo urbano”. Ortega reconoce que cuando se puso en marcha la depuradora hace unos 30 años la ley no contemplaba ninguno de estos condicionantes, “pero en la última ampliación de 2005, sí. ¿Qué hicieron los responsables de la planta para evitarse el problema? Obviar lo que existe alrededor. En los planos que presentaron no existe nada en un diámetro de dos kilómetros”. Ni casas, ni personas.

Pero existir, existen. Y la depuradora de Pinedo, conocida ahora en toda España por el escándalo de Emarsa, genera contaminación y malos olores. Desde sus azoteas, los vecinos pueden ver claramente el funcionamiento de la planta. Unas albercas de 25 metros de diámetro acumulan un líquido verdoso con restos sólidos flotando en la superficie. Desde allí, unas largas pistas transportan el agua a balsas de decantación. El hedor es horrible, aunque Jaime Chornet, estoico, diga que “va a ratos. Si sopla de levante se está algo mejor, pero en verano, con el poniente, no se puede aguantar”.

 “Nos han ido acorralando como a animales”

La situación en Tres Camins no tiene nada que ver con la postal de una Valencia moderna y próspera, pese a que en el horizonte se dibujen los edificios de Santiago Calatrava de la Ciudad de las Artes y las Ciencias o el puente de L’Assut de l’Or. En la pequeña barriada de Pinedo los vecinos viven completamente aislados. El agua de sus casas funciona con pozos tratados, pero la peste que proviene de afuera les obliga a sellar cualquier apertura que dé al exterior. No quedan tiendas y un halo espectral parece haberse adueñado de las casas. Los soportales están descuidados y todas las persianas están bajadas. “Nos han ido acorralando como a animales”, afirma Salvador, miembro de la Asociación de Vecinos. “Nos están provocando una muerte lenta y dolorosa”, concluye.

La alcaldesa pedánea de Pinedo dice que no puede hacer nada, que los dueños de la depuradora son nuevos. Los vecinos, pesimistas, reniegan de los políticos que “solo vienen cuando hay que inaugurar algo”. Jaime Chornet se lamenta, “lo único que hemos hecho aquí es pagar y no tener nada. Esto es un delito inadmisible”.

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En la azotea de Manolo, a tan solo ocho metros de la valla de la estación, una quincena de pájaros revolotea en una jaula tapada por una esterilla: “Es para el sol y los olores”, sonríe, “además, nos sirven de medidores: cuando ellos se mueran ya sabemos lo que nos toca. Total, como ya somos fantasmas...".

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