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El PP exhibe músculo y obliga a CiU a modificar el nuevo canon del agua

Los populares piden cambios estéticos en el gravamen para disimular la subida de la tarifa Las negociaciones, en las que participó la ACA, continuarán hoy

Las delegaciones del PP y CiU, ayer en la mesa de negociación.
Las delegaciones del PP y CiU, ayer en la mesa de negociación. EUROPA PRESS

El pasado mes de julio el Partido Popular (PP) de Cataluña contribuyó a aprobar los presupuestos de Artur Mas para 2011 sin aplicar modificación alguna en el proyecto original y con la única contrapartida de obtener más visibilidad política. Las cosas han cambiado mucho en apenas medio año. Cómodamente afincado en el Gobierno de España, al PP ya no le bastan los gestos simbólicos y quiere demostrar a Convergència i Unió (CiU) que, mientras dependa de sus apoyos en Cataluña, quiere estar en la cocina de todo. Y no solo como un simple espectador. De ahí que, tras forzar una sensible modificación en las dos medidas estrella de CiU para los presupuestos de 2012, la tasa turística y el pago de un euro por receta médica, el PP forzara ayer a los nacionalistas a modificar otra tasa que ni siquiera había visto la luz: el nuevo canon a los distribuidores de agua potable.

El canon, con el que CiU pretende reflotar una Agencia Catalana del Agua (ACA) en quiebra, estaba a punto de cerrarse anoche, pero el PP, en un intento de poner en evidencia la extrema debilidad del Gobierno de CiU, obligó a demorar las negociaciones hasta hoy, cuando los presupuestos entrarán en la recta final en el Parlament.

El pacto presupuestario entre CiU y el PP está políticamente cerrado desde hace semanas, concretamente desde que los nacionalistas catalanes dieron el visto bueno a los ajustes del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Sin embargo, el PP catalán ha querido apretar las tuercas a Artur Mas hasta el último momento. Y si bien las modificaciones introducidas tanto en la tasa del euro por receta médica, como en la tasa turística tienen un calado importante, todo apunta a que los cambios que se introducirán en el canon del agua serán más estéticos que otra cosa. Y es que el Partido Popular no está en contra de la subida del agua potable, sino que busca aparecer como el actor responsable de haber evitado que todo el incremento que la Generalitat aplicará a las empresas distribuidoras se acabe trasladando directamente al consumidor. En la modulación de este supuesto estaban enfrascados anoche los técnicos de la Agencia Catalana del Agua bajo la mirada de los diputados del Partido Popular de Cataluña encargados de la negociación.

El desenlace de las negociaciones, o casi, se verá hoy en la comisión parlamentaria que debe dar el visto bueno a la Ley de Medidas Fiscales y Financieras, donde se fijan las tasas que quiere instaurar el Gobierno catalán este año.

El sector calcula que el agua puede subir hasta el 30% en Lleida y Girona

Fuentes de CiU y del PP admitían anoche que las posiciones estaban ya muy cerca. Habrá que ver ahora si lo que busca el PP es una nueva exhibición de poder ante las cámaras y hacer sufrir a CiU hasta minutos antes de la votación como ya hizo el año pasado.

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La principal demanda de los populares con el canon del agua es que haya un maquillaje en la tasa para que los reiterados aumentos del gravamen afecten menos al usuario. La subida del canon, repetida desde 2011, ha afectado en gran medida a los bolsillos del consumidor. Según fuentes del sector, la última propuesta de CiU supondría un aumento que podría llegar al 30% en la tarifa del agua. La última modificación, motivada por las enmiendas de CiU a su propia ley, no ha gustado a las empresas distribuidoras ni a los Ayuntamientos. La distribución estaba hasta ahora exenta del pago del canon, y si finalmente prospera la enmienda de CiU, deberán abonar una cantidad análoga a la del consumo industrial, con bonificaciones. Fuentes del sector calculan que el impacto será de 30 millones de euros anuales. Dinero que, avisan estas mismas fuentes, pagará el usuario en la tarifa.

La Generalitat espera recaudar 11 millones para mejorar la situación de la ACA

El precio del agua varía en cada municipio. De media, un barcelonés paga 1,40 euros por metro cúbico; un tarraconense, 1,059 euros; 0,539 euros abonan los ciudadanos de Girona, y en Lleida la media es de 0,3300. Ello provoca variaciones en el impacto de la subida, que va desde el 3% y el 4% que puede subir en la capital y en Tarragona hasta el 22% de aumento en Girona y el máximo, el 30%, que puede incrementarse la tarifa del agua en Lleida. La Agencia Catalana del Agua rebate estas cifras y sostiene que el aumento previsto es de entre el 2% y el 6%. Además, la ACA destaca su propio ajuste. Ayer mismo anunció la reducción de un tercio en su Consejo de Administración.

Las empresas distribuidoras también deberán pagar un canon por el agua perdida, una medida que la Generalitat prevé para evitar el derroche, pero que afecta directamente a la distribución. Fuentes del sector calculan que en Barcelona la cantidad que no llega al consumidor es el 15%, y en otros municipios puede alcanzar un tercio. Hasta ahora no contabilizaba: en este concepto entran desde las fuga de una cañería hasta el uso directo de la red por parte de los bomberos.

Las subidas afectan a los Ayuntamientos, puesto que muchos municipios gestionan la distribución a través de una empresa pública. Al pago del canon se suma la obligatoria asunción de las deudas de los morosos. Hasta ahora, era la ACA la que perseguía a los usuarios que no pagaban.

La subida del canon es constante desde que CiU llegó al Gobierno. En los presupuestos de 2011, el gravamen ya aumentó un 8,5%. Subió también en la ley de 2012, el 3% para el bajo consumo y el 10% para los tramos más altos. Con la tercera subida, la Generalitat espera recaudar 11 millones de euros para mejorar la desastrosa situación económica de la ACA.

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