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Baltar lega a su hijo una red de costosos entes paralelos a la Diputación

Los gerentes, entre los que está la exesposa de Baltar hijo, cobran hasta 80.000 euros ignorando la austeridad que pide Feijóo

Instalaciones del Centro Ecuestre de la Diputación de Ourense, uno de los entes paralelos que heredará José Manuel Baltar de su padre
Instalaciones del Centro Ecuestre de la Diputación de Ourense, uno de los entes paralelos que heredará José Manuel Baltar de su padreNacho Gómez

El poder del baltarismo que el “cacique bueno” ha legado a su hijo se asienta sobre los pilares de la Diputación. Una institución con un presupuesto, este año, de algo más de 71 millones de euros, que el barón ha manejado con una soltura a manos llenas. Baltar no solo la ha atiborrado de empleados con carné o alcaldías y parientes del PP, sino que además la ha diseminado en multitud de chiriguintos, esos organismos paralelos sobre los que el Gobierno gallego predica su cierre en la aplicación de su filosofía de la austeridad.

 El PP de Ourense no ha hecho caso de esos “veletas” (en definición del propio José Luis Baltar en el anuncio de su despedida) de la dirección gallega del partido. Ni antes ni hasta ahora. Baltar optó por trastocar el principio original de la razón de ser de esta institución (ser ayuntamiento de ayuntamientos, esto es, centrar en ellos su inversión), y la puso al servicio de la manutención del millar de empleados.

El Inorde (con un presupuesto de 2,2 millones de euros anuales); el edificio cultural Simeón —el de los 33 porteros para dos puertas que ahora Baltar precisa que son apenas 19— (con 1,1 millones); el Pazo dos Deportes Paco Paz (1,3 millones); la Escola de Gaitas (medio millón de euros); el Teatro Principal (1,1 millones); y Urbaourense (una sociedad anónima pública financiada por la Diputación, con un agujero reconocido en este momento de 135.000 euros) son algunos de los organismos paralelos que han crecido por la ciudad al calor del baltarismo. Algo más alejados del centro de la ciudad están el Centro Ecuestre de Vilamarín (460.000 euros de presupuesto), el Centro Ecuestre y de Explotacion de A Limia (800.000 euros), el de Valverde (con un presupuesto de 174.000 euros) y diversos centros de explotación agropecuaria —que los grupos de oposición insistieron en reclamar que transfiriese a la Consellería de Agricultura— cuya suma de presupuestos supera los 2,5 millones de euros.

El fin primigenio y último de todos estos organismos no ha sido otro que el de crear empleos, según se ha hartado de denunciar la oposición. Baltar salió un par de veces al paso de las críticas. Una de ellas, para precisar una información del BNG que aseguraba que el presidente afrontaba la crisis “contratando personal para el centro ecuestre en a Lagoa de Antela, dedicado a la selectiva cría del caballo inglés”, con una inversión de 1,2 millones de euros en 2008. El entonces portavoz del BNG en la institución provincial, Xosé Manuel Fírvida, aseguró que “17 personas atienden a 15 caballos”. Entre el personal que cuida los animales figuraba un alcalde y varios concejales del PP. El gerente ganaba 60.000 euros.

El mantenimiento de los diversos centros agropecuarios cuesta a las arcas de la Diputación 2,5 millones 

La aclaración del presidente provincial consistió en sentenciar que el centro “funciona bien” y en acusar a los nacionalistas de beneficiarse de subvenciones del bipartito, entonces en la Xunta, para la hípica de Allariz (municipio gobernado por el BNG).

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En el pleno del viernes, el último de Baltar en la presidencia de la Diputación, denegó una subida de sueldo a su exnuera, Olga Mojón, gerente del Teatro Principal, organismo que cuesta más de un millón de euros anuales e ingresa apenas 20.000. Un teatro emblemático, restaurado, en el corazón de la ciudad, pero que se ve abocado a competir con el auditorio municipal, que multiplica su aforo.

La exmujer de Baltar Blanco cobra más de 50.000 euros anuales. Un sueldo similar al que percibe el director del centro cultural Simeón, Francisco González, peró aún lejos del salario del presidente de Urbaourense, José Cudeiro, de en torno a los 80.000 euros anuales. Urbaourense solo tiene dos empleados en nómina. Junto a Cudeiro está contratada una administrativa, hija del abogado personal del ya exbarón provincial del PP.

Baltar no solo creó organismos a golpe de impulso y colocó en ellos a los suyos. También gastó alegremente el dinero público en cosas “menores”. Es el caso del alquiler que la institución está pagando por el local de la Escola de Gaitas, de 3.000 euros mensuales, cuando otros locales prácticamente idénticos a su lado se alquilan por 300. Hace apenas unos días, impelido por la oposición, decidió dejar de pagar los alquileres de los aparcamientos privados en donde, con cargo a las arcas públicas, los funcionarios de la institución guardaban sus coches y, a petición del grupo socialista en este caso, dejó de alquilar una nave en el barrio de O Pino para aparcar la maquinaria de la Diputación por la que los ourensanos pagaban 72.000 euros anuales cuando en el polígono industrial la institución dispone de una nave propia sin ocupar. El baltarismo que viene tendrá que cuadrar las cuentas.

Urbanismo con sello baltarista

La sociedad Urbaourense es el máximo exponente de la duplicidad de funciones que puede llegar a asumir un organismo con un coste fuera de serie. Baltar creó esta entidad dedicada a la promoción de suelo en 2008, con el bipartito gobernando en la Xunta. PSOE y BNG pusieron entonces el grito en el cielo. No le encontraban al organismo otra finalidad que la de competir con Xestur, la sociedad pública de gestión urbanística.

Más allá del sueldo del gerente (destacado cargo del PP), la Diputación financia al 100% a esta sociedad. El primer año, Baltar decidió inyectarle medio millón de euros solo para su constitución. Y Urbaourense se formó con el gerente y la administrativa, alquiló un bajo en el centro de la ciudad y, posteriormente, la institución provincial le hizo dos transferencias de capital por 4,5 millones y le transfirió, además, el aprovechamiento urbanístico de la finca Santamarina para que la urbanizase. No pudo hacerlo hasta ahora por la desaparición del planeamiento urbanístico de Ourense, aniquilado por ocho sentencias.

Entre las competencias que se impuso la sociedad figura la creación de parques empresariales (como hace ya Xestur). Comenzó por construir los de Esgos (el pueblo natal de Baltar) y Nogueira de Ramuín (su pueblo de adopción). El expresidente de la Diputación justificó entonces su decisión apelando a su palabra: la que le había dado al alcalde de este municipio, el mismo que ahora dimite como suplente en la institución provincial para que su hijo pueda continuar la línea sucesoria.

La sociedad compró uno de los terrenos más caros de la ciudad (en O Couto)por 800.000 euros y se propuso construir 17 viviendas. En el acta de aprobación de esta operación consta que los pisos se venderán “a precio de vivienda protegida”, lo que evidencia que “no son protegidas”, según el BNG, y no contarán con ayuda pública. Los constructores ourensanos optaron por el silencio pese a que la Diputación acababa de irrumpir en el mercado de la libre competencia.

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