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“El Real Conservatorio de Música tenía que pasar por su Mayo del 68”

La pianista Ana Guijarro dirigirá el centro tras el cese del anterior director, Anselmo de la Campa. Promete escuchar a todos, tras unos meses de protestas del alumnado y los profesores

La nueva directora del Conservatorio Ana Guijarro.
La nueva directora del Conservatorio Ana Guijarro.CLAUDIO ÁLVAREZ

Ana Guijarro no se esperaba el nombramiento. Ni el cese del anterior director del Real Conservatorio Superior de Música, Anselmo de la Campa, solo después de un mes de que la Consejería de Educación le abriera un expediente. Tras su designación, la pianista y catedrática del centro desde 1997, apuesta por una nueva etapa de “transparencia” en la que promete escuchar a todos, tras unos meses de protestas del alumnado y los profesores.

 “Es un conservatorio complicado. Hay problemas de convivencia importantes y los profesores nos hemos sentido en unos niveles de tensión emocional. Una de las metas que tengo es escuchar las quejas, críticas y opiniones, y que sea todo el profesorado el que colabore”, explica Guijarro. El nombramiento oficial le llegó el pasado viernes, y aceptó el cargo “en un ejercicio de responsabilidad” a pesar de que nunca ha tenido “ambición ni seducción por el poder”. Es la segunda directora que tiene el centro, que acoge a 700 alumnos, en sus 180 años de existencia.

Guijarro fue testigo del proceso que llevó al cese de De la Campa como director. En los últimos meses dimitieron ocho miembros de su junta directiva, y profesores y alumnos pidieron su dimisión. Entre los firmantes por el cambio estaba la nueva directora. “El centro estaba en los momentos más difíciles que ha pasado desde su fundación en 1830. Vi una falta de buena gestión en Anselmo y en toda la cúpula directiva. No fue algo personal contra Anselmo, hablamos de un centro académico que se estaba desmoronando. El problema estuvo en que no se supo dar un giro brusco de timón cuando el conservatorio se levantó”, explica Guijarro, para la que fue difícil tomar esta decisión, ya que le unía con De la Campa una relación de amistad desde los setenta.

La última vez que alumnos y profesores se reunieron fue el pasado 11 de enero. Una jornada asamblearia tras varias protestas durante diciembre en la que Guijarro estuvo presente. “Los alumnos sacaron a la luz sus preocupaciones y sus proyectos de futuro, a los que no ven una continuidad, y creo que de allí se sacaron unas conclusiones muy positivas que hay que tener en cuenta”, explica la pianista, que anima a profesores y alumnos para que sigan con estas asambleas. “Si para algo nos han servido estos meses de crispación y de oscuridad es para darnos cuenta de que es hora de remangarnos y de ponernos a trabajar. Si algo bueno tiene la juventud de hoy día es la inquietud, y tienen todo el derecho a exigirnos”, comenta, y añade: “El Conservatorio no había pasado su Mayo del 68 y había que pasarlo. Este era el momento”.

Guijarro sabe que ahora está en el punto de mira. Las reclamaciones de los alumnos y el profesorado que provocaron la caída de De la Campa, que dirigía el centro desde 2008, van desde alumnos que no tuvieron profesores hasta diciembre a aulas en las que se da clase a 14 grados; docentes que llevan años en comisión de servicios, años sin obtener un destino fijo; el cambio de marco jurídico para que el Conservatorio sea universidad, o más comunicación entre la junta directiva y el consejo escolar. “No tengo experiencia como gestora pero más difícil es tocar los Preludios de Chopin, y pienso que todo se aprende. Y tenemos muchos colaboradores que saben y voy a escuchar a todas las partes para que me asesoren”.

Sus primera medidas serán agilizar el funcionamiento de la secretaría y arreglar la calefacción, algo que promete que estará listo a finales de semana. Al terminar la entrevista, el apagón por la sobrecarga de la red eléctrica —decenas de radiadores eléctricos sustituyen a la calefacción— ha hecho saltar los plomos y ha achicharrado el ordenador del secretario de la directora. “Este centro tiene que tener el prestigio que se merece. El Conservatorio de Madrid debería estar en boca de todos. Hay que recuperar el alumnado que hemos perdido y que el prestigio sea consecuencia de una enseñanza de excelencia, que es la que se debe impartir en este centro”, concluye.

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