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La Guerra Civil entre líneas

Siete veteranos actores del Lliure leen en la sede de Gràcia una treintena de dramáticas cartas

Jacinto Antón
Mujeres y niños camino de la frontera francesa a principios de 1939.
Mujeres y niños camino de la frontera francesa a principios de 1939.

Un soldado que escribe a su mujer desde el frente, un refugiado en los campos franceses que explica las condiciones en que malvive, un preso que dicta apresuradamente unas líneas en la celda antes de su fusilamiento. Vidas en el límite, convulsionadas por el estruendo de la guerra y la onda expansiva de la derrota. Una treintena de cartas de gente corriente que vivió y padeció la Guerra Civil en el bando de los perdedores, con el diabólico aderezo de la retirada, el exilio, la persecución y la represión, suben hoy martes al escenario de la sede de Gràcia del Teatre Lliure de Barcelona (20.30 horas) de la mano de siete de los actores fundadores del colectivo.

Bajo el título de La retirada, en función única, coordinados y dirigidos por Pau Carrió, que ha seleccionado también el material, leerán las misivas Muntsa Alcañiz, Imma Colomer, Quim Lecina, Anna Lizaran, Josep Minguell, Domènec Reixach, Fermí Reixach y Toni Sevilla. Una oportunidad única para ver reunidos a todos esos actores que forman parte de la historia del Lliure y del teatro en general. La experiencia tendrá continuidad el 10 de enero en el Lliure de Montjuïc con otra sesión, titulada L’exili, en la que Núria Espert y Josep Maria Flotats, en un excepcional mano a mano, darán lectura a correspondencia sobre el exilio de personajes como Mercè Rodoreda, Armand Obiols, Rafael Alberti, Carles Soldevila, Maria Casares y Pere Calders. La sesión de esta noche carece de esos grandes nombres. Es la hora de los vencidos humildes. “No son personajes públicos, no son políticos ni literatos, son maestros, soldados, mossos d’esquadra, gentes corrientes arrastradas por la guerra”, explica Carrió. “Sus cartas las he ido encontrando en archivos, en recolecciones, o me las han dado familiares que las conservaban. Escucharlas, oírlas leer en voz alta, es sentirse involucrado y partícipe de esta historia entre 1939 y el cuarenta y tantos, y observar lo que había detrás”. Todas son catgas cargadas de dramatismo, recalca el director y dramaturgo. “Ninguna rezuma precisamente felicidad”.

Un soldado escribe a su mujer en Terrassa. Lo han hecho prisionero y solo regresará a casa para morir. Conocer su destino hace más impresionante la lectura de la carta. Como la del profesor que muere en Mauthausen. Las hay de fusilados, esa última carta que pone la piel de gallina, dictada a un compañero de celda instantes antes de la ejecución. “Cada carta es un mundo, todas son muy impactantes, muchas hablan de vidas truncadas. En Cataluña todo el mundo tiene cartas como esas. Hay miles de historias similares”. Carrió sabe de qué habla. Sus dos abuelos estuvieron internados en campos tras la guerra. Con el plantel de actores es fácil imaginar el grado de intensidad de la lectura: “Todos ponen muchísimo, desde el primer momento de la lectura. Se trataba de dar voz a los sentimientos que residen en las líneas. Es imposible no sentirte implicado, no ponerte en la piel del que escribe la carta y del que la recibe” La lectura de algunas de las cartas, como las de un dibujante internado en Argelès, Grapa, se ve apoyada por proyecciones. También hay música. Por lo demás, escenario vacío a excepción de pilas de archivadores, que aluden a la memoria que permanece enterrada a la espera de que alguien convierta de nuevo, como esta noche, el papel amarillento en emoción.

“Famèlics i patint fred”

Tres cartas del espectáculo:

“Ahir, des de les trinxeres, els nostres van tenir una conversa amb els feixistes. Si fos veritat el que ells varen dir sobre els estrangers, ben aviat s’acabarà la guerra” (de la carta de un soldado republicano a su mujer).

"Hem tingut de passar tres mesos interminables, llançats i isolats en la inhospitalària sorra d'una platja del sud de França. Plens de misèria. Famèlics i patint fred. En uns paratges en què bufa el vent de tal faisó, que hom pensa enfollir de desesperació... Eren molts els polls, era molta la gana, era molta la merda que portàvem a sobre!! Era molta la sorra que en la seva inactivitat ens malmetia física i moralment!!!" (de la carta de un mosso d'esquadra internado en los campos de Francia).

“Señora Cochs: Siento que la primera vez que me dirijo a Vd. sea para darle una noticia en extremo dolorosa: su esposo salió de esta celda para ser ejecutado en la madrugada de hoy. No lo llore: ha muerto como un hombre. Ha muerto por Cataluña y su nombre figurará en la lista de los mártires” (de la carta de un prisionero republicano a la mujer de un compañero fusilado).

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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