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Madrid hace campus en Sáhara

Los rectores de las seis universidades públicas se unen en una visita solidaria a los campamentos En Tindouf, inauguran un centro de formación superior

Rectores de las universidades públicas madrileñas charlan con el Ministro de Salud de la República Árabe Saharaui (RASD), Sidahmed Tayeb.
Rectores de las universidades públicas madrileñas charlan con el Ministro de Salud de la República Árabe Saharaui (RASD), Sidahmed Tayeb.JALED ABDELRAHIM

La vida de las 200.000 personas que sobreviven a su exilio en los campamentos de refugiados saharauis de Tindouf (Argelia) no está en sus propias manos. Tras 36 años de condena a suelo yermo, clima hostil, conflicto activo e inanición generalizada, el pueblo saharaui depende por completo de la ayuda internacional para poder subsistir en una tierra, rica en nada, que aún confía en que sea de paso.

Esa realidad se entiende mejor cuando se pisa. Por eso el pasado día tres los rectores y vicerrectores de las seis universidades públicas madrileñas se ataron el turbante a la cabeza y visitaron la zona en un viaje conjunto y sin precedentes. Nunca antes los máximos representantes de los centros universitarios se habían reunido para realizar una acción similar. En la mochila, su intención de afianzar el proyecto de cooperación que llevan a cabo en los campamentos desde 2007 y las tijeras para cortar la cinta de una nueva escuela. También una llamada de atención a las autoridades españolas: “Nosotros colaboramos con este pueblo desatendido en materia de formación”, dice José María Sanz, rector de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), “lo que necesitan aún es apoyo político”.

La comitiva recibía el caluroso agradecimiento de los saharauis a su llegada. Un pasillo humano de centenares de personas silueteaba el horizonte del desierto para acoger su visita al campamento del Aaiún, donde inauguraban el centro de educación superior. “Nos sentimos orgullosos de trabajar en esto”, reconocían sobre el terreno José Carrillo, rector de la Universidad Complutense, y Daniel Peña, su homólogo en la Universidad Carlos III.

El proyecto, denominado Aula Abierta de Formación Universitaria, impulsa la educación de profesionales saharauis en materia de educación y sanidad para que puedan desempeñar una labor de calidad en los campamentos y extender sus conocimientos a otros estudiantes.

El Sáhara Occidental sufre un gran déficit de personal capacitado en estas dos materias ya que los que adquieren un alto grado de formación -que reciben en el extranjero-, suelen desarrollar su vida profesional en terceros países atraídos por un sueldo digno. “Aquí un maestro cobra alrededor de 30 euros mensuales y un médico unos 70”, explica Silvia Arias, directora de la Oficina de Acción Solidaria y Cooperación de la UAM, el organismo que coordina el plan.

Cuenta Arias que “el gobierno del Sáhara ha hecho un gran esfuerzo al alfabetizar al 100% de los niños y proyectar centros de secundaria. Y también trabaja en la mejora de la sanidad”, añade, “pero es que les faltan los profesores y los médicos. Solo hay ocho doctores para 200.000 personas. Nosotros pretendemos dotar a las maestras de capacidad para educar a estudiantes de secundaria y ampliar la formación de los enfermeros para que puedan realizar diagnósticos básicos que palíen, de algún modo, la falta de médicos”.

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Desde su inicio, el proyecto también impulsa jornadas que reúnen a las autoridades saharauis con las instituciones españolas, envía estudiantes a los campamentos para fomentar el intercambio cultural y aporta docentes que, voluntariamente, imparten cursos a los profesionales locales. “Es indescriptible”, dicen Manuel Maroto y David Chaparro, dos médicos del Clínico San Carlos que ofrecían un curso durante la visita de la comitiva. “Esta gente suple los conocimientos que les faltan con las ganas que les sobran. Si les ayudasen a resolver su problema y les sacasen de esta tierra yerma, serían un país prospero”, opinan.

La comunidad de Madrid financia el proyecto. Desde su inicio, ha aportado cerca de 220.000 euros, aunque con el comienzo de la crisis el montante anual se ha reducido desde los 73.000 euros que suscribió en 2009 a los 43.000 de este año, casi la mitad.

Ernestina Menasalvas, Elena López, Ana María Salazar y Margarita Alfaro, vicerrectoras, respectivamente, de las universidad Politécnica, Alcalá, Rey Juan Carlos y Autónoma, también asistieron al viaje para dar fe del apoyo “unánime, firme e irreversible” de todos los centros madrileños.

Mohamend Abdelaziz, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), agradecía especialmente la visita de los representantes, que se produce semanas después del secuestro de tres cooperantes en la zona (dos de ellos españoles), y a pesar de la recomendación de diversas instituciones españolas de cancelar el viaje.

“Aunque es verdad que estáis aislados, no estáis solos”, alzaba la voz Peña ante la multitud que les recibía en el Aiún. “España tiene una deuda histórica con este pueblo. No solo aportamos nuestro apoyo a vuestra formación, sino a la causa del Sáhara”, añadía Carrillo. Sanz ponía la puntilla ante el foro: “A partir de ahora el campus de las universidades públicas no termina en Madrid. Llega hasta el Sáhara. El Sáhara libre”.

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